sábado, 9 de marzo de 2013

Un pequeño apunte personal

No sé exactamente cómo describir un sinfín de sensaciones que han estado abrumándome últimamente. Seguramente muchos de vosotros ya lo habréis vivido en algún momento de vuestra vida, en mayor o menor medida, en circunstancias más o menos dispares; pero lo cierto es que todos nos hemos sentido solos alguna vez.

Comenté que había comenzado la carrera de Diseño Gráfico en la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Valencia, si no me equivoco. Nueva rutina, gente nueva, profesores nuevos... en resumen, vida nueva. La perspectiva ante esta nueva etapa de mi vida se presentaba bastante halagüeña. Por fin podría deshacerme de todos esos fantasmas del pasado, esos miedos, esas inseguridades, ese terror que había estado viviendo durante tantos años. Empezaba de cero, por fin. Me apasionaba el hecho de empezar una nueva carrera en la que se encontraban diversas disciplinas que me atraían y me siguen atrayendo en sobremanera: dibujo, fotografía, audiovisuales... curiosamente, en cierto modo todas ellas eran disciplinas que me permitían exteriorizar mis sentimientos. No obstante, la idea que más me ilusionaba era la de encontrarme gente nueva, lo cual podría llegar a traducirse en nuevos amigos, lo cual a su vez con el tiempo podría llegar a desembocar en una vida social que llevaba años ansiando como agua de Mayo, algo que convirtiera en viernes los viernes. Qué decir. Mis expectativas eran, en efecto, excesivamente halagüeñas. Los fantasmas volvieron, y con ellos las inseguridades que habían hecho de mí un tipo distante, frío y solitario. Al menos en apariencia, porque sabía que yo seguía siendo aquel tipo sociable y animado que había sido antes de la adolescencia.
Conocí a un par de personas. Un señor nigeriano que apenas tiene un dominio regio del español y otro uruguayo. El uruguayo tuvo que abandonar los estudios a mitad de curso por motivos que no vienen al caso. No obstante, el otro chico, sigue por ahí. Mi instinto de persona desconfiada, manipulada por sus fantasmas de otro tiempo, me dice que esa persona no es amiga mía, ni yo soy amigo suyo, sino más bien una especie de intérprete. Sí, es cierto. Si bien también es cierto que, si yo me fuera, podría preguntar sus dudas a cualquier otro compañero de clase, conmigo sabe que tiene la ayuda asegurada. Para qué buscar más entonces, ¿no? Esto es así, pero ya es más que nada.
No obstante, ahí están de nuevo los fantasmas tocando los huevos. Ya podéis imaginar qué sucede en este caso. Eso es, exactamente lo mismo. Me siento incapaz de caer bien a alguien, y eso se traduce en: "no le caigo bien -> nunca quiere hablar conmigo porque le aburro -> no valgo para esto-> no valgo para nada". No importa que te hayan dicho lo contrario, que te hayan repetido por activa y por pasiva que sí, que le has caído bien, una persona con el trastorno evitativo de la personalidad que tengo yo intentará creérselo con todas sus fuerzas, pero no podrá.
También depende mucho del día, y de la confianza que tengas en cierto momento, del estado de ánimo, de lo que haga la otra persona e incluso de las horas que hayas dormido. Hay días en los que, como cualquier ser humano, me siento capaz de cualquier cosa y otros en los que siento que las sábanas pesan un quintal. Pero cuando eres yo, cuando eres como yo, y quienes estén en mi misma situación, que son muchos más de lo que pueda parecer, saben muy bien que esto es un factor decisivo a la hora de determinar si al final del día has recuperado la ilusión por vivir o si, por el contrario, sientes que tu existencia tiene un poquito menos de razón de ser. Nos lo tomamos todo a la tremenda, ese es el mayor problema con el que nos topamos. El más mínimo gesto de cualquier persona, mal interpretado en la mayoría de los casos, puede llegar a fastidiarnos una semana entera. En contrapartida, uno bueno puede alegrarnos el día, pero veinticuatro horas después sentiremos que todo eso ya queda muy lejos, que hemos vuelto a empezar, y que las tornas han cambiado, que ese acto ya no tiene ningún tipo de valor; volvemos a sentir que todo va mal.
¿En qué desemboca todo esto? En que, no importa que hayamos conocido gente, que alguien se preocupe por nosotros; seguiremos sin verlo, enfocaremos su actitud hacia nosotros con una connotación derrotista, sentiremos que no le importamos, que no somos merecedores de que alguien pueda llegar a alegrarse por nosotros o a compartir nuestro sufrimiento en los momentos más difíciles.

Últimamente sentía que gracias a esta nueva situación, lo de los nuevos compañeros y tal, y gracias a tener que empezar de cero, podría dejar atrás estos fantasmas, ser un tío nuevo y volver a ser yo mismo tras una auto-impuesta terapia de choque. Pienso que voy mejorando, que yo solo voy saliendo del bache, pero en ocasiones sé con demasiada certeza que esto no es así, que no va a ser tan fácil.
Pero últimamente algo está empezando a cambiar, algo estoy haciendo bien. Algo me está haciendo recuperar en ciertos momentos esa valentía que necesito para continuar. Son instantes efímeros, no suelen durar más de un día o dos, pero son suficientes para darme cuenta de que en realidad puedo.
Y por ciertas personas vale la pena hacer este esfuerzo.


Os quiero dar las gracias por haberme permitido hacer un alto en un blog que supuestamente debe contener entradas con asuntillos de actualidad, reflexiones personales de una índole muy diferente, y no parrafadas que parecen sacadas del diario de un adolescente. Por esto, querría daros de nuevo las gracias por entenderme y, espero, no juzgarme (¿veis?). De alguna manera, últimamente tenía la necesidad de sentirme "escuchado".


Gracias por enésima vez. Prometo algo interesante de verdad para la próxima entrada.  

martes, 19 de febrero de 2013

Volver a empezar

Dije que quería hacer de esto un blog que se actualizara a menudo, muy fluído, muy periódico, muy elástico, muy de todo. Y al final nada, no se quedó ni en la intención. De hecho, tengo dos entradas casi terminadas en los borradores que prácticamente ni recordaba que tenía.
Por lo que veo, ni siquiera era aspirante a diseñador gráfico cuando publiqué la última entrada. Ha llovido mucho desde entonces.
Bueno, en Valencia no.

En fin, que sí, que pretendo volver. Quiero intentarlo, al menos. Me gusta escribir, contar cosas, criticar, compartir asuntillos con vosotros, sentir que no estoy solo. Suena moñas, sí, pero es así. Gracias a esto hasta parece que mi opinión le interesa a alguien.
Y bueno, para que os hagáis una idea de qué pretendo hacer a partir de ahora, lo primero será no volver a tocar el tema de los videblogs. He leído algún comentario por ahí que me ha hecho recapacitar. Despotricando y diciéndoos por qué no aguanto ese mundillo no voy a lograr nada, y en el fondo tampoco es algo que me importe demasiado. Cada uno que haga lo que le salga de ahí.

Pues poco más, lo que dije en otras entradas de introducción; pienso centrar este blog en temas de actualidad, exposición de ideas propias, teorías, experiencias personales y demás chorradas. Además, teniendo en cuenta la carrera que estoy estudiando, tal vez os cuente alguna cosilla de diseño gráfico. Siempre y cuando os interese, claro.

Pues nada más, rebienvenidos, y a ver si esta vez duramos más.




viernes, 21 de septiembre de 2012

2012. El Maya que me amó.

"Hola, ¿qué taallll? Muy buenah tarde a todo. Tenemo una notesia durtimora."
                                                                                            ~Salvador Raya

¡Aquí estoy de nuevo! Antes que nada, debo disculparme por no haber actualizado antes. Entre jaquecas y... cosas no encontraba el momento. Por ahora voy a hacer un pequeño hiatus con respecto al tema de los videobloggers y voy a centrarme un poquito más en otros temas. Concretamente, considero apropiado comentar algún que otro tema de actualidad y daros mi punto de vista, así como alguna teoría propia (conspirativa o no) acerca de dichos sucesos, para hacer la cosa un poco más entretenida. Porque, para enteraros de lo que pasa en el mundo de manera oficial, ya tenéis los periódicos y a Salvador Raya. Yo quiero ir un poco más allá, quiero llegar a desentrañar cómo y en qué nos afecta a nosotros, los jóvenes de hoy en día; que parece que, si no cambia la cosa, lo tenemos muy crudo.
Vamos a empezar fuerte, va. Hablemos del 2012. Concretamente, del 21 de Diciembre. Ya imaginaréis por dónde van los tiros, ¿verdad? El supuesto fin del mundo anunciado por el calendario maya. Pues bien, olvidadlo. La predicción Maya se va a cumplir, sí, pero esta no tiene nada que ver con el fin del mundo. Los Mayas predijeron un alineamiento de los planetas del Sistema Solar que tendría lugar en la ya mencionada fecha. Aquí os dejo un vídeo bastante útil y chachi sobre el fenómeno:



De modo que la cuestión es la siguiente: ¿cómo narices sabían entonces los Mayas lo que hoy sólo hemos podido comprobar mediante el uso de toda serie de artilugios tecnológicamente avanzados? No se sabe. He ahí el verdadero misterio. En contra de lo que se ha promocionado, los Mayas nunca anunciaron un fin del mundo tal cual; lo que ellos entendieron fue que sería una fecha clave durante un proceso de cambio importante. Es decir, sí que podríamos decir, en cierto modo, que anuncian el fin del mundo, pero no es que la Tierra vaya a volar por los aires, sino que el mundo (incluyendo la sociedad) tal y como lo conocemos va a cambiar. Y, en cierto modo, los acontecimientos actuales dan pie a pensar que hay muchas probabilidades de que esto acabe ocurriendo.

lunes, 17 de septiembre de 2012

A tomar fantoches.

"Le cortaré la polla y se la echaré a las cabras."
        ~Shagga. (Juego de Tronos. Sí, hombre, el mercenario ese del yelmo de los cuernos raros)


La madre que los trajo. Pero qué cansinos.
Cada vez lo tengo más claro: los vloggers son los nuevos "Belén Esteban". O sea, producto mierda, pero que vende.
Toma entradilla. Con fuerza, para que no se diga.

Imagino que todos conoceréis el celebérrimo último anuncio de Fanta, el de los niños que cantan. Vale, el anuncio tiene su gracia. Pero hay cierta iniciativa que Fanta ha llevado a cabo que no me ha gustado nada de nada: lanzar una campaña en YouTube con los vloggers como atracción principal. Por una parte, es una decisión lógica, ya que al fin y al cabo, estos vloggers son figuras emergentes y las consecuencias de lanzar una campaña sin precedentes con éstos como protagonistas todavía son una incógnita y podrían otorgar gratas sorpresas a la compañía. Aún así, y he aquí el quid de la cuestión, hay vloggers y vloggers. Al igual que hay YouTubers y YouTubers. Que no es lo mismo, no por ser YouTuber ya tienes que ser vlogger.
¿En serio ha hecho algo esta gente para que una multinacional como Coca-Cola les pague por esto? ¿Qué estudios tienen? BartoloCOD respondería que ha sido albañil y ha estado a 23 km de altura, pero en serio, ¿qué les da derecho a que se les pague ese dinero
Imagino que aquí veréis la similitud con el caso de Belén Esteban, quien saltó a la fama sólo por tirarse a un torero. Solo que estos lo tuvieron más fácil, sólo tuvieron que coger una cámara y grabarse mientras hacen el tonto. Eso es todo. ¿Es esto justo teniendo en cuenta las dificultades que tenemos hoy en día para encontrar trabajo? ¿Debería aceptarse como parte del juego de "la ley del más fuerte", algo así como "cóbrese quien pueda"?